Descubre una romántica leyenda
Entre las calles
Venustiano Carranza y
Francisco I. Madero, hay un sitio para escapar por unos segundos de la vida urbana que reina en
San Luis Potosí, capital. Se trata del antiguo
Callejón del Cariño, considerado como una versión del famoso
Callejón del Beso, en
Guanajuato.
Este escurridizo pasadizo asfáltico, de apenas 100 metros de largo y cinco de ancho, tiene su propia leyenda. Se dice que en el siglo XIX, existía una cantina donde se juntaban a beber trajineros, viajantes y vagabundos. El lugar, parecido a un jacal y ubicado a tan solo unos pasos del callejón, era atendido por Isabel Bedolla, conocida como “la cariñosa”.
El apodo fue puesto por los propios clientes, pues cuando se sentían tristes, acudían con la también dueña de la cantina, para que los consolara con sus cariños. De hecho, se cree que era una experta en elaborar amuletos y lanzar sortilegios para revivir, conservar o finiquitar un amor. Esto provocó que el callejón fuera el escenario de intensas riñas, siendo una de ellas la que terminará con la vida de Isabel Bedolla.
Hoy, el Callejón del Cariño es un camino pintoresco con bancas y rodeado de árboles, donde los enamorados suelen pasar las tardes.
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Entre las calles
Venustiano Carranza y
Francisco I. Madero, hay un sitio para escapar por unos segundos de la vida urbana que reina en
San Luis Potosí, capital. Se trata del antiguo
Callejón del Cariño, considerado como una versión del famoso
Callejón del Beso, en
Guanajuato.
Este escurridizo pasadizo asfáltico, de apenas 100 metros de largo y cinco de ancho, tiene su propia leyenda. Se dice que en el siglo XIX, existía una cantina donde se juntaban a beber trajineros, viajantes y vagabundos. El lugar, parecido a un jacal y ubicado a tan solo unos pasos del callejón, era atendido por Isabel Bedolla, conocida como “la cariñosa”.
El apodo fue puesto por los propios clientes, pues cuando se sentían tristes, acudían con la también dueña de la cantina, para que los consolara con sus cariños. De hecho, se cree que era una experta en elaborar amuletos y lanzar sortilegios para revivir, conservar o finiquitar un amor. Esto provocó que el callejón fuera el escenario de intensas riñas, siendo una de ellas la que terminará con la vida de Isabel Bedolla.
Hoy, el Callejón del Cariño es un camino pintoresco con bancas y rodeado de árboles, donde los enamorados suelen pasar las tardes.
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