Es un salón cavernoso dividido en cuatro cuevas donde los antiguos abuelos tének solían peregrinar para pedir al supremo de la fertilidad, que las embarazadas tuvieran un buen parto. Se localizan a ocho kilómetros de Aquismón a través de un camino de terracería.
Los habitantes de la zona hacen recorridos para ver el interior de las cuevas, iluminado naturalmente por los rayos del sol que se filtran por una parte del techo colapsado hace miles de años.
Por esa oquedad, la filtración del agua y el poder del viento han moldeado sus paredes, las cuales han adoptado la forma de animales, se pueden ver –o al menos así lo parecen–: águilas, tortugas, calaveras, gorilas, una catedral y todo lo que la imaginación permita encontrar.
Para completar la experiencia, la comunidad ofrece alimentos en un comedor y se puede dormir en alguna cabaña.
Es un salón cavernoso dividido en cuatro cuevas donde los antiguos abuelos tének solían peregrinar para pedir al supremo de la fertilidad, que las embarazadas tuvieran un buen parto. Se localizan a ocho kilómetros de Aquismón a través de un camino de terracería.
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Los habitantes de la zona hacen recorridos para ver el interior de las cuevas, iluminado naturalmente por los rayos del sol que se filtran por una parte del techo colapsado hace miles de años.
Por esa oquedad, la filtración del agua y el poder del viento han moldeado sus paredes, las cuales han adoptado la forma de animales, se pueden ver –o al menos así lo parecen–: águilas, tortugas, calaveras, gorilas, una catedral y todo lo que la imaginación permita encontrar.
Para completar la experiencia, la comunidad ofrece alimentos en un comedor y se puede dormir en alguna cabaña.
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