La formación natural de este mirador ofrece panorámicas inmejorables de la costa y la gama de azules que convergen en el Océano Pacífico.
Los sonidos del oleaje son parte de la banda sonora del sitio, desde la fuerza que acompaña a sus aguas en cada golpe contra las formaciones rocosas, hasta la casi melancólica trayectoria del mar cuando se despide el sol para recibir a la noche.
La profusa vegetación que le acompaña embellece aún más el cuadro y completa la imagen que desearás atrapar para la eternidad y visitar cada vez que desees recordar este paraíso terrestre.
Amanecer o atardecer, el corazón se acelera de igual forma mientras los colores se transforman para desempeñar su hechizante faena.
La formación natural de este mirador ofrece panorámicas inmejorables de la costa y la gama de azules que convergen en el Océano Pacífico.
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Los sonidos del oleaje son parte de la banda sonora del sitio, desde la fuerza que acompaña a sus aguas en cada golpe contra las formaciones rocosas, hasta la casi melancólica trayectoria del mar cuando se despide el sol para recibir a la noche.
La profusa vegetación que le acompaña embellece aún más el cuadro y completa la imagen que desearás atrapar para la eternidad y visitar cada vez que desees recordar este paraíso terrestre.
Amanecer o atardecer, el corazón se acelera de igual forma mientras los colores se transforman para desempeñar su hechizante faena.
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