En el corazón del Parque Nacional Los Mármoles yace una antigua villa de estilo inglés que vivió su máximo esplendor en el siglo XIX por su riqueza mineral. Incluso, alcanzó la categoría de cabecera municipal de Zimapán.
Hoy, se conservan esas casitas de colores, tiendas de raya y la antigua fundidora de hierro con sus altos hornos y chimeneas donde se forjaron algunas piezas de la Torre Eiffel de París. El paisaje es mágico, está trazado por senderos cubiertos de musgo y árboles frutales que se aprovechan para elaborar licores y ates.
Los pobladores que habitan en La Encarnación ofrecen recorridos por la refresquera local para hacer gaseosas con frutas del bosque. También, instalaron una vía ferrata y una tirolesa para quienes buscan una dosis de adrenalina. Hay que atreverse a pasar una noche, pues cuentan con área de acampado.
En el corazón del Parque Nacional Los Mármoles yace una antigua villa de estilo inglés que vivió su máximo esplendor en el siglo XIX por su riqueza mineral. Incluso, alcanzó la categoría de cabecera municipal de Zimapán.
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Hoy, se conservan esas casitas de colores, tiendas de raya y la antigua fundidora de hierro con sus altos hornos y chimeneas donde se forjaron algunas piezas de la Torre Eiffel de París. El paisaje es mágico, está trazado por senderos cubiertos de musgo y árboles frutales que se aprovechan para elaborar licores y ates.
Los pobladores que habitan en La Encarnación ofrecen recorridos por la refresquera local para hacer gaseosas con frutas del bosque. También, instalaron una vía ferrata y una tirolesa para quienes buscan una dosis de adrenalina. Hay que atreverse a pasar una noche, pues cuentan con área de acampado.
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