Lugar histórico
El estado montañoso, localizado en el centro-noroeste de la
República Mexicana, es famoso por su relevancia en el
México de la Revolución, siendo uno de los escenarios más importantes de las hazañas de
Francisco Villa y un importante centro minero, actividad que surgió a inicios del siglo XIX y permanece gracias a que en él se encuentra uno de los yacimientos de hierro más importantes en el mundo;
Cerro del Mercado.
La ciudad de Durango bien podría ser un museo, lo comprobarás al conocer sus verdaderas joyas arquitectónicas en su Plaza de Armas, sus templos y sus edificios de cantera. Un detalle que a muchos asombra, es que el Panteón Civil, es también un Museo de Arte Funerario, al cual puedes ingresar para admirar su hermosa Capilla del Reposo y monumentos de ángeles y dolientes de tamaño natural, obras de arte muy inusuales pero que no dejan de ser asombrosas y únicas, el recorrido por su interior será definitivamente una experiencia fuera de este mundo.
Herencia gastronómica
Pero si su ciudad es como una extensa obra de arte, su gastronomía es un verdadero festín. Por su herencia, mezcla de sangre indígena y española; el frijol, maíz y chile están presentes en la mayoría de sus platillos. Los alimentos secos, que se remontan a las distancias que recorrían sus primeros pobladores originarios de Europa al fincar sus casas, son algo que llegó para quedarse. Así, es común preparar alimentos secos para prolongar su duración y que puedan servir aún a costa del clima y la distancia, algunos que puedes encontrar por todo el estado son; la carne seca, los chuales y el pinole, hasta en el atole.
Definitivamente la mejor época para visitar la capital duranguense es de enero a mayo y de finales de julio a diciembre. Vale destacar que si tras tu paso por la ciudad de
Durango te apetece un poco de
sol y playa, te alegrará saber que
Mazatlán,
Sinaloa, se encuentra a tan sólo tres horas y media por tierra.
Lugar histórico
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El estado montañoso, localizado en el centro-noroeste de la
República Mexicana, es famoso por su relevancia en el
México de la Revolución, siendo uno de los escenarios más importantes de las hazañas de
Francisco Villa y un importante centro minero, actividad que surgió a inicios del siglo XIX y permanece gracias a que en él se encuentra uno de los yacimientos de hierro más importantes en el mundo;
Cerro del Mercado.
La ciudad de Durango bien podría ser un museo, lo comprobarás al conocer sus verdaderas joyas arquitectónicas en su Plaza de Armas, sus templos y sus edificios de cantera. Un detalle que a muchos asombra, es que el Panteón Civil, es también un Museo de Arte Funerario, al cual puedes ingresar para admirar su hermosa Capilla del Reposo y monumentos de ángeles y dolientes de tamaño natural, obras de arte muy inusuales pero que no dejan de ser asombrosas y únicas, el recorrido por su interior será definitivamente una experiencia fuera de este mundo.
Herencia gastronómica
Pero si su ciudad es como una extensa obra de arte, su gastronomía es un verdadero festín. Por su herencia, mezcla de sangre indígena y española; el frijol, maíz y chile están presentes en la mayoría de sus platillos. Los alimentos secos, que se remontan a las distancias que recorrían sus primeros pobladores originarios de Europa al fincar sus casas, son algo que llegó para quedarse. Así, es común preparar alimentos secos para prolongar su duración y que puedan servir aún a costa del clima y la distancia, algunos que puedes encontrar por todo el estado son; la carne seca, los chuales y el pinole, hasta en el atole.
Definitivamente la mejor época para visitar la capital duranguense es de enero a mayo y de finales de julio a diciembre. Vale destacar que si tras tu paso por la ciudad de
Durango te apetece un poco de
sol y playa, te alegrará saber que
Mazatlán,
Sinaloa, se encuentra a tan sólo tres horas y media por tierra.
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