Restaurada hace unos años, los trabajos en la capilla de Santa Ana le devolvieron el esplendor al retablo churrigueresco de la Capilla de Santa Ana de Hornos, el edificio más antiguo de la Comarca Lagunera. Construida por la Compañía de Jesús en 1749, la capilla fue abandonada cuando los jesuitas fueron expulsados en 1767.
El lugar pasó a manos de Leonardo Zuloaga, quien montó en la hacienda una fábrica de locomotoras de vapor y vagones de tranvía. Pero en 1867 el gobierno republicano expropió la factoría para castigar a Zulooaga, quien había sido partidario del Segundo Imperio Mexicano que encabezó Maximiliano I.
El sitio había estado abandonado hasta que, en 2010, luego de reparar el deterioro y eliminar las capas de pintura vinílica, la restauración fue completada. Para visitar el lugar desde Viesca, hay que recorrer los kilómetros que separan al Pueblo Mágico de Viesca del poblado de Venustiano Carranza, en el ejido de Jimulco.
Restaurada hace unos años, los trabajos en la capilla de Santa Ana le devolvieron el esplendor al retablo churrigueresco de la Capilla de Santa Ana de Hornos, el edificio más antiguo de la Comarca Lagunera. Construida por la Compañía de Jesús en 1749, la capilla fue abandonada cuando los jesuitas fueron expulsados en 1767.
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El lugar pasó a manos de Leonardo Zuloaga, quien montó en la hacienda una fábrica de locomotoras de vapor y vagones de tranvía. Pero en 1867 el gobierno republicano expropió la factoría para castigar a Zulooaga, quien había sido partidario del Segundo Imperio Mexicano que encabezó Maximiliano I.
El sitio había estado abandonado hasta que, en 2010, luego de reparar el deterioro y eliminar las capas de pintura vinílica, la restauración fue completada. Para visitar el lugar desde Viesca, hay que recorrer los kilómetros que separan al Pueblo Mágico de Viesca del poblado de Venustiano Carranza, en el ejido de Jimulco.
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